El lunes 29 de abril muy tempranito ha comparecido Pedro Sánchez, «El Puto Amo» de algunos y manifestó que no, no que no abandonaría el poder. Agradeció las muestras de apoyo en las calles, tan poco oportunas en un periodo de reflexión como poco espontáneas y de «romántico suicida» se transformó en «Don Pedrote» el nuevo caballero andante. No, no es no y ahora luchará con los «molinos de viento» que toman forma de jueces, periodistas y demás que osen poner en duda su amor por su Dama (el poder).
Apelando a la fortaleza de su esposa y a su propia historia de lucha, Sánchez dejó claro que su permanencia en el cargo no era una cuestión de conveniencia política, sino un acto de resistencia contra las fuerzas oscuras que amenazan con socavar la democracia misma.
Sin un Sancho Panza que, al menos le intenten inculcar un cierto halo de cordura, sus escuder@s y alguno de los autodenominados «sus esclavos» le jalean para que embista y estoque con su lanza a diestro y siniestro, sin más dilación, y que, si es posible, no deje títere con cabeza entre los partidarios del caballero negro.
No, no y no se va a tirar, salvo que le empujen.